Capitulo 4

Todavía estabas parada junto a la puerta, el doctor te miraba con una sonrisa, y vos que no sabías que hacer.

-Pasa…¿Paula es tu nombre, no?—te pregunto, y fue ahí cuando reaccionaste, y reíste de manera nerviosa. Aunque no eran nervios, o un poco sí. El doctor era demasiado lindo y podrias jurar que ni siquiera llegaba a los treinta—

-Si…¿usted como se llama?—te atreviste a indagar. El sonrió nuevamente-

-Pedro me llamo…ahora pasa, sentate que vamos a ver lo que te pasa—te dijo señalándote el asiento. Le hiciste caso y en cuanto te sentaste, tu espalda dolió, gemiste de dolor. El doctor te miro—

-¿duele mucho?—te pregunto, y vos asentiste. El miro la ficha medica y leyó tu historial—asi que te caíste…eso dice aca, ¿verdad?—te dijo, vos asentiste—¿Cómo fue el impacto? Es decir, ¿Cómo caíste?—te pregunto—

-de espaldas—contestaste, el solto una pequeña risa—

-me imagino Pau…a lo que voy, es como, de que forma—te dijo y bajaste la mirada. Habia logrado ruborizarte—

-es que no se como explicarlo…fue de espaldas, y supongo que lo que primero dio contra el suelo fue esta parte, que no se como se llama—dijiste llevando tu mano hacia la parte mas baja de tus hombros, lo miraste y el asintió—

-Quiero que te acuestes en la camilla boca abajo Paula, por favor—te pidió el, y asentiste, aun no sabias porque te sentias tan intimidada, siempre fuiste bastante descarada a decir verdad, pero hoy…hoy la presencia de tu doctor te tenia apichonada-

Caminaste hasta la camilla que estaba detrás de una especie de cortinas azules, y te acostaste, tal y como te lo había dicho Pedro, nuevamente el dolor te invadió y volviste a quejarte. El te alcanzo a los pocos minutos y se paró al lado tuyo.

-es necesario que con el tacto sienta si tenes la espalda inflamada—te dijo—

-bueno—dijiste, y lo sentiste reir—¿Qué pasa?—preguntaste, levantando un poco la cabeza. El desgraciado tenia una sonrisa hermosa que te hacia derretir—

-es que, necesito que te levantes la remera o te la saques—te dijo y diste vuelta la cabeza para sonreír—es mejor si te la sacas—te dijo, y te sonrojaste. ¿otra vez?, Paula, es un hombre como cualquier otro—

-bueno—dijiste, y lo miraste, el asintió y se dio la vuelta. Vos, por tu parte, te quitaste la remera, y la dejaste a un lado para volver a ponerte boca abajo en la camilla—listo—le avisaste y el nuevamente se dio la vuelta—

-Bien—lo escuchaste decir, y a los pocos segundos sentiste su mano derecha en tu espalda baja. Automáticamente los vellos de tus brazos se erizaron—¿te duele ahí?—te pregunto haciendo presión—

-Ahí no—respondiste, y lo sentiste subir la mano un poquito mas por tu espalda—

-¿ahí?—pregunto—

-No—respondiste, y volvió a subir un poco la mano, pero esta vez, lo hizo sobre el prendedor del corpiño—

-¿podes desprendértelo?, necesito presionar ahí, y no quiero lastimarte—te dijo, y llevaste tus brazos detrás tuyo y te lo desprendiste—bien—dijo el, e hizo presión donde te lo habia indicado anteriormente, y fue ahí cuando te quejaste—¿ahí?—pregunto—

-Si, ahí—dijiste, subio un poco mas y volviste a quejarte—ahí tambien—respondiste antes de que te lo preguntara—

-Bien Pau…tenes la espalda un poco inflamada, igual, vas a tener que hacerte unos estudios para descartar cualquier otra cosa, eso es muy difícil de saber para mi, porque como y te dije, tenes inflamada toda la zona torácica—te dijo—

-ah, bueno—dijiste, y llevaste las manos detrás tuyo para volver a prenderte el corpiño, cuando el te detuvo--

-espera Pau, voy a ponerte un gel, esto va a calmar el dolor, solo un poco, no completamente, porque realmente la tenes inflamada, fue un golpe fuerte el que te diste al parecer—te dijo, y se fue para volver a los pocos segundos, vos volviste a acomodarte—esta un poco frio eh—te dijo, y luego sentiste el frio del gel, pero ese frio, fue sustituido por el calor de sus manos que comenzaron a viajar de arriba abajo y de un lado a otro por toda tu espalda. Cerraste los ojos y disfrutaste la sensación de esas grandes manos sobre tu piel, y comenzaste a imaginarte cosas indebidas…cosas indebidas con tu doctor—Listo Pau, podes cambiarte—te dijo, y luego se dio la vuelta para dejarte un poco de privacidad—

Te cambiaste y bajaste de la camilla, para pasar nuevamente a la zona de su escritorio, te sentaste frente a el, quien estaba limpiando sus manos.

-Aca voy a anotarte los estudios que tenes que hacerte—te dijo mientras escribia en una hoja de papel—mañana en lo posible, asi podemos tratar tus dolores—te dijo y solo asentiste, levantaste la mirada y notaste que el te estaba mirando—

-¿Qué pasa?—preguntaste, al ver que todavía te miraba—

-Nada…tenes una marquita en tu pomulo izquierdo—te dijo sonriéndote, y volviste a sonrojarte, parecías una nena. Bajaste la mirada y lo escuchaste suspirar—

-No tengas vergüenza…te queda linda esa marquita ahí—te dijo, y levantaste la vista. O vos estabas loca, o habias escuchado que te dijo que la marquita te quedaba linda. En ese instante comenzaste a tener calor—

-Gracias—fue lo único que pudiste decir—

El no dijo ni una sola palabra mas, hasta que tuvo que despedirte. Obviamente, advirtiéndote y 

aconsejándote que lo mejor era que te hicieras los estudios esta tarde para poder llevárselos mañana y poder descartar cualquier otra lesión. El te dio un beso en la mejilla, y vos te quedaste parada frente a la puerta que el habia cerrado por unos cuantos segundos. Dr Alfonso, el cartelito lo indicaba asi. 

Sonreiste y te diste la vuelta para verla a Clara venir a tu encuentro…

Si tenias que llevarle los estudios mañana…eso significaba que volverías a verlo. Una nueva cita con el doctor Alfonso.

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Buenas!!!!! acá estoy, presente, cumpliendo con ustedes! les dejo el capitulo cuatro, que espero les guste y  mas todavia, que COMENTEN. es lo único que les pido.

Si hay MUCHOS, MUCHOS, MUCHOS comentarios, mañana tienen otro...pero solo si hay MUCHOS, y (con muchos  me refiero a mas de 10).

linda noche!!!! @PauliterBel.

1400 visitas! mil gracias!